15 marzo 2009

Vivir peligrosamente (Declaración de amor)


Juro que, por lo menos una vez, por lo menos una vez miraré más o menos a los ojos a una persona innecesaria. Permaneceré sobre una tapa de alcantarilla pisando el borde que roza la acera hasta que el judío muerto, hijo de un judío muerto a manos de infiel, que lea con devoción sangrante un Corán escrito en ajo laminado y encuadernado en hebras de azafrán, me permita abandonar el lugar donde mis pies se arriesgan. No esperaré a que salgan tres personas con factor común para poder entrar en el metro, incluso dos, y si alguna me mira contará igual. Me quedaré mirando todos mis libros, revistas, periódicos, manuales de manejo de pequeños electrodomésticos, apilados por separado en su orden alfabético, cromático, cronológico, y al observar la línea improbablemente irregular que algún montón pueda describir respiraré hondo y no subsanaré el error.
No volveré a hablar de las cosas antes de que sucedan, un día antes de que sucedan, una semana antes de que sucedan, un mes antes de que sucedan, un año antes de que sucedan ni durante todos los momentos intermedios, aunque esto pueda suponer cualquier desastre que nunca me atrevo a imaginar.
Caminaré sin precisar si me encuentro a cincuenta centímetros de la pared del edificio, y si el número de mis pasos es impar o veintidós o cualquier otro de dos cifras iguales no repetiré el recorrido procurando encajar un número de pasos más favorable. No volveré a asustarte. No tocaré con la punta de mis dedos todos mis zapatos antes de calzarme cada mañana mi par aunque me dé miedo hacerlo por primera vez desde que tengo memoria.
Estoy dispuesto a ingerir un yogur con esos trozos de fruta que no llegan nunca a tocarse del todo, todos desiguales. Estoy dispuesto a remover el café sólo cuatro veces, o a parar en cuanto nos demos cuenta de que me están mirando, aunque lleve un número de vueltas impar o sea veintidós o cualquier otro número de vueltas de dos cifras iguales.
Aprenderé a escuchar alguna música. O volveré a escribir.
Pero mírame otra vez.